Quiero jugar, simplemente, a imaginar como todo hubiese cambiado. Necesito, otra vez, que tus canciones vuelvan a inspirarme. Pienso, frenéticamente, en decisiones erróneas que alteren estados de ánimos armónicos y relaciones personales. Protesto por que tu música ha dejado de sonar. Ya vuelve. Sueño con días helados y cafés ardientes. Me recreo en ciudades futuras, que no futuristas, en aplausos ensordecedores, en sonidos suaves, en personas impredecibles, en unas nuevas zapatillas, en la morriña, en una buena cena y mejor verso, en las luces de los árboles por navidad, en volver a sentir esas sensaciones.